jueves, 23 de junio de 2011

A continuación un extracto del capítulo “Todo atado y bien atado” del libro “La privatización de las universidades: una historia de dinero, poder e influencias” de la periodista María Olivia Mönckeberg y editado por Copa Rota. En el mismo se relata cómo se formó la Universidad del Desarrollo, el negocio inmobiliario en el que participa Joaquín Lavín Infante y la manera en que se entrecruzan los ex funcionarios del régimen militar con las llamadas áreas claves de las “modernizaciones”.

El 23 de enero de 1990, un mes y medio antes de que Pinochet entregara la banda presidencial, quedaron "oficialmente" depositados los estatutos de la Universidad del Desarrollo (UDD) en el ministerio de Educación. Todo se hizo "de acuerdo a lo dispuesto en el DFL 1 de 1980" y con notable rapidez. El ministro René Salamé dio su visto bueno a la petición el 14 de febrero de 1990, es decir, sólo 20 días después en plenas vacaciones de verano.

Aunque la universidad tendría su sede en Concepción, las escrituras y estatutos se registraron en Santiago, en la notaría de Patricio Raby Benavente.

Cinco conocidos jóvenes profesionales de entonces constituyeron la fundación de derecho privado que dio vida a la universidad, todos chilenos, casados, la mayoría de ellos domiciliados en la comuna de Las Condes en Santiago y activos miembros de la UDI: Federico Carlos Valdés Lafontaine, ingeniero civil industrial; y los ingenieros comerciales Luis Ernesto Silva Bafalluy, Cristián Larroulet Vignau y Joaquín Lavín Infante. Junto a ellos estaba también el padre de de Federico Valdés, el ingeniero civil Alfredo Federico Valdés Herrera.

En los estatutos se señala que la fundación "se preocupará en forma especial del desarrollo económico, cultural artístico y tecnológico de la VIII Región". Los organizadores, según el documento, aportaron en el acto fundacional cuatro millones de pesos y se comprometieron con otros 16 que completarían antes del 31 de diciembre de 1994. El primer consejo lo presidió Cristián Larroulet y desde ese entonces fue vicepresidente Joaquín Lavín Infante.

Como secretario quedó Federico Valdés y consejeros Alfredo Federico Valdés Herrera y Ernesto Silva.

La reunión constitutiva de la Universidad del Desarrollo se efectuó en Carmen 35, la antigua casona arrendada a la familia Alessandri Fabres donde funcionaba el Cepech.

Al año siguiente, en una escritura del 16 de mayo de 1991, aparece como integrante del Consejo Directivo Carlos Alberto Délano Abbot, uno de los socios del grupo Penta e inseparable consejero y financista de Joaquín Lavín. El resto del Consejo lo forman las mismas personas que concurrieron a forjar la Fundación que dio vida a la Universidad. Un tiempo después se incorporó Carlos Eugenio Lavín García Huidobro. El grupo Penta, encabezado por él y Délano, ha sido desde el comienzo parte de las inmobiliarias dueñas de los edificios donde funciona la casa de estudios.

La casa matriz de la Universidad del Desarrollo en Concepción está en un amplio edificio de ladrillos rojos construido en el barrio Ainavillo. Los documentos obtenidos en el Conservador de Bienes Raíces establecen que pertenece a la inmobiliaria Ainavillo, la que además es dueña de otras propiedades que esa empresa ha adquirido en la calle Barros Arana, en la misma manzana.

Con un capital total de 36 millones 500 mil pesos, la inmobiliaria Ainavillo Limitada fue constituida el 2 de agosto de 1991 por los mismos fundadores de la Universidad. La siguiente era la participación con que empezaron: Joaquín Lavín Infante, 16,6 por ciento; Ernesto Silva Bafalluy, 16,6 por ciento; Cristián Larroulet Vignau 16,6 por ciento; Federico Valdés Lafontaine, a través de Inversiones El Estribo Limitada, 12,5 por ciento; Alfredo Valdés, a través de Feval Limitada, 20,8 por ciento.

Esta figura de la inmobiliaria "anexa" es el principal mecanismo que han encontrado las universidades privadas para saltarse la disposición legal que teóricamente impide a fundaciones y corporaciones tener fines de lucro. El caso de la Universidad del Desarrollo es ilustrativo, pero es sólo una muestra de lo que ocurre en este negocio que mueve millones de dólares al año.

En 1993 se inauguró el "primer gran edificio propio en Concepción", en la calle Ainavillo.
La inmobiliaria experimentó una modificación legal en 1994 y cuatro sociedades de papel pasaron a reemplazar como socios a las personas naturales. Administración e Inversiones Penta, de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, quedó con un 16,6 por ciento; Estudios Económicos Limitada, la sociedad de Joaquín Lavín, aumentó también a un 17,1 por ciento; Inversiones El Otoñal SA, de Cristián Larroulet, quedó con un 20 por ciento; Inversiones Sydarta Limitada, de Ernesto Silva Bafalluy, con un 22,7 por ciento; Inversiones El Estribo, de Federico Valdés, con un 13 por ciento, y Feval, de Alredo Valdés, con un 10,4 por ciento.

Hacia 1998 la propiedad de la inmobiliaria se mantenía básicamente igual. En esa época ya Administraciones e Inversiones Penta figura como "Empresa Penta" y después "Penta III Limitada" y Carlos Eugenio Lavín aparece involucrado directamente en la sociedad Ainavillo.

En 1999, el ex ministro de Hacienda Hernán Büchi empezó a formar parte de la inmobiliaria Ainavillo y quedó con un 10 por ciento, gracias a ventas que le hicieron los demás socios. A fines de 2001 se registra en una modificación estatutaria que el principal socio es inversiones Sydarta -la sociedad de Silva Bafalluy-, con un 21,1 por ciento, en tanto que las de Valdés bordean el 19 por ciento y la de Joaquín Lavín el 15, después de la venta del 6 por ciento de sus derechos que efectuó en esa oportunidad. Inversiones Penta III Limitada tenía el 16 por ciento. En marzo de 2002 Ainavillo se transformó en sociedad anónima cerrada. Se consigna que su objetivo es "el arriendo, subarriendo de inmuebles, la construcción o modificación y la explotación, administración y gestión de negocios inmobiliarios". Figura con un capital de 87 millones 919 mil 244 pesos y con domicilio en Santiago.

Casi diez años después de su nacimiento en Concepción, la Universidad del Desarrollo le "compró la cartera de alumnos" a la Universidad de Las Condes, que estaba atravesando por serias dificultades económicas. A la vez, gracias a las inyecciones de capital que significó la sociedad con Penta, hoy está instalada en un moderno edificio en la calle La Plaza en el sector alto de San Carlos de Apoquindo.

El presidente de su Consejo Directivo es el ex ministro de Hacienda Hernán Büchi, mientras Joaquín Lavín sigue siendo su vicepresidente. Los dos dueños de Penta son parte de su Junta, lo mismo que Cristián Larroulet y Federico Valdés Lafontaine, prorrector de la Universidad.

Larroulet además, es el Decano de Economía y lo secunda otro Chicago Boy forjado en Odeplan, el ingeniero comercial Pedro Arriagada Stuven. Mientras que en Derecho el decano es el abogado Pablo Rodríguez Grez.

El ex ministro de Hacienda y de Interior Carlos Cáceres Contreras, presidente del Instituto Libertad y Desarrollo, es también otra figura de la Universidad del Desarrollo. Después de su alejamiento de la Adolfo Ibáñez fue "fichado" por Büchi, Lavín y los Penta y preside su Consejo Empresarial.

ALGUIEN MÁS QUE UN RECTOR
Ernesto Silva Bafalluy, el corpulento economista que en los años '70 se formó a la vera de Miguel Kast en la Escuela de Economía de la Universidad Católica y en el semillero de Odeplan, ha sido figura central en la creación y crecimiento de la UDD. Su presencia en la cúpula de la Universidad que une a personajes tan significativos de la historia reciente de Chile como Hernán Büchi y su estrecho colaborador Cristián Larroulet; al dos veces candidato presidencial y ex alcalde de Las Condes y de Santiago, Joaquín Lavín Infante, y al grupo económico Penta, simboliza precisamente esa comunión de intereses aglutinada ya desde hace unos años en el partido fundado por Jaime Guzmán en 1983 y al que perteneció Miguel Kast.

Después de obtener un máster en Chicago, Silva trabajó en Odeplan entre 1973 y 1977 y fue jefe del Departamento de Estudios, cuando el ministro director era Roberto Kelly y Miguel Kast, el subdirector, empezaba a trazar las líneas que darían forma a los grandes cambios en educación, salud, previsión.

Hoy, entre sus numerosas actividades, Ernesto Silva es director de la Fundación Miguel Kast. A la vez, es hombre clave del grupo Penta. En esa calidad preside la sociedad Penta Vida, Seguros de Vida S.A., la dueña del inmueble donde funciona la Universidad del Desarrollo en Santiago. Al mismo tiempo, el rector y socio de la Corporación y de la Inmobiliaria Ainavillo, es director de la AFP Cuprum, de propiedad del grupo Penta. Se mantiene como director de Enersis, donde está desde los tiempos en que la empresa pertenecía a otro de sus amigos, el zar de la electricidad, José Yuraszeck Troncoso.

Asimismo, es director de las Sociedades Concesionarias Autopistas del Aconcagua y Autopistas del Itata, y hace clases de Economía y Administración de Empresas en la Universidad.

Los afanes de expansión de los dueños de la UDD continuaron después de la "adquisición" de la Universidad de Las Condes. Su matricula entre las sedes de Concepción y Santiago supera los seis mil 600 alumnos. Pero también parecen preocupados de alcanzar otros públicos. El 2004 obtuvieron el control del Instituto Profesional Providencia, que tiene un nicho en estudiante de sectores medios y medios bajos. Aparecen en el directorio de ese instituto Ernesto Silva y su hija María Cristina Silva Méndez, además de Joaquín Lavín, Hernán Büchi, Federico Valdés, Alfredo Valdés, Carlos Eugenio Lavín, Carlos Alberto Délano y Cristián Larroulet. Asimismo, en la publicidad se anuncia la "alianza estratégica" con la Universidad y sus dueños se mencionan como profesores.

LA FUERZA DE LOS PENTA
En los ’80 Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, gracias a las operaciones efectuadas en esos tiempos de crisis cuando se derrumbó el grupo Cruzat-Larraín en el que trabajaban, lograron hacer su primer millón de dólares. Después las cosas marcharon por un camino expedito. Los favoreció su sagacidad y sus contactos, y cuando el ex ministro Hernán Büchi decidió la privatización del Instituto de Seguros del Estado, ISE, resultaron premiados. Pocos sabían de ellos hasta fines de los 90. Pero hoy su presencia se advierte en todas partes: entre las más recientes, su Banco Penta. En su primer año de existencia este banco concebido como "de inversiones" exhibió, según sus ejecutivos, estimulantes resultados, mientras los seguros continúan entregándoles dividendos y Penta Inmobiliaria se empina por la precordillera realizando alrededor de una docena de proyectos en el sector oriente de Santiago.

Penta ha logrado ser uno de los grupos económicos más poderosos de principios del siglo XXI y está presente en todos los sectores que los estrategas del gobierno militar definieron como clave cuando diseñaron sus "modernizaciones": en la previsión tienen la AFP Cuprum que actúa en cadena con sus compañías de seguro y mostró las más elevadas utilidades entre sus "pares". En el área de la salud están asociados con el grupo Fernández León, y juntos son dueños de Banmédica, la más grande de las Isapres. Pero las "empresas Banmédica", abarcan además un vasto conjunto de sociedades vinculadas a los servicios de salud, entre las que están las clínicas Santa María y Dávila, y la empresa Help.

Los lazos de los Penta con el sector educacional se hacen evidentes con la presencia de sus dos principales socios –Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano– en la Universidad del Desarrollo y sus inmobiliarias. Y, desde luego, con el rol protagónico del rector Ernesto Silva Bafalluy, al mismo tiempo directivo del grupo Penta. Está también la participación de los Penta en la Inmobiliaria Ainavillo.

La nueva sede de la UDD en San Carlos de Apoquindo, una construcción moderna, de concreto a la vista y amplios ventanales, rodeada de patios y escalinatas, es propiedad de Penta Seguros. En algunos documentos figura a nombre de la Compañía de Seguros ISE Las Américas con la compañía de Seguros Allianz que fue adquirida por el grupo Penta.

La superficie del terreno en términos brutos es de 52 mil 248,89 metros cuadrados y en términos netos, de 43 mil 413,07 metros cuadrados, de acuerdo al permiso de edificación que se encuentra en la Municipalidad de Las Condes. El proyecto total, de los arquitectos Cristián Bozza y Víctor Lobos, según ese permiso municipal, contempla doce mil trescientos metros cuadrados en cinco edificios de tres pisos y subterráneos, y consigna un presupuesto superior a los dos mil millones de pesos.

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